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Laberintos

Laberintos Siempre he sentido una atracción fatal hacia los laberintos , me seducen y me atrapan. Cuando leí que en el parque de Huesca había un laberinto en los tiempos de Lastanosa , albergué el secreto deseo de que se volviera a construir como homenaje postumo. Ilusiones. Mientras tanto, a falta de un laberinto donde andar, me conformaré con seguir pintado mandalas .

1 comentario

Jose Chamorro -

Recordemos, , el curioso nexo que existe entre los laberintos y el juego de la oca, de por sí, el juego de la oca posee, en sus círculos concéntricos, un desarrollo casi laberíntico. No hay mejor representación visual del todo intencionada y consciente de la «peregrinación impedida». Este popular juego, parece que apareció en torno a 165O y se ha difundido a lo largo de tres siglos en infinidad de variantes, no gobernada por otra fuerza que no sea el capricho de los dados. Podemos leer en el Poema de Fernán Gonzalez que el culto Jacobeo llegó a tierras burgalesas justamente cuando era Castilla un pequeño rincón / y era de castellanos Montes de Oca mojón. Pues bien, hay un punto de lo más curioso sobre el que nos gustaría llamar la atención. Por añadidura al aspecto ya «psiquicamente» laberíntico del juego, éste posee una característica sorprendente para el tema que aquí nos ocupa: la casilla 42, considerada singularmente peligrosa en casi todas las versiones del juego, es la casa del laberinto; mejor dicho, por usar la debida fórmula técnica, el laberinto es «diseño de casa» en el número 42.
Pero ¿por qué precisamente el número 42? Una incursión a través de la simbología de los números constituiría en sí misma una peregrinación impedida. Podríamos hallar datos enormemente significativos o tan sólo fantasiosos.
Recordemos, por ejemplo, que en el sistema simbólico del Tarot, el número 42 es el doble del último de los «Grandes Arcanos», que tiene el número 21. Esa carta es el Mundo, el Cosmos, la Verdad o la Madre Naturaleza, representados bajo la semblanza de una hermosa mujer desnuda, velada, empuñando dos varas o más bien mazas de tomillo, con un pie sobre el globo terráqueo y a su alrededor una «almendra» formada por una corona de laurel, frutas y flores, rosas y azucenas, cuyo interior está tachonado de estrellas. La figura está protegida por los símbolos de los cuatro Evangelistas: el ángel, el águila, el toro y el león alado Por último, en la carta figura la letra hebrea Tau, la última del alfabeto y signo como todo el mundo sabe- de vida y, por la típica ambivalencia, de muerte en el caso de que esté invertida.

Como vemos, existe una forma de laberinto en la que se puede ver en su centro la letra Tau y la Ro, recordemos que en el centro del laberinto de Creta se encontraba el minoTauRo.


En el entrepaño del Pórtico de la Gloria, desde 1188, un Apóstol de piedra carga el peso de ésta sobre un bastón que tiene forma de tau; y hubo en la capilla mayor de la Basílica otro Jacobo provisto de un instrumento similar (el inquilino de hoy lleva el clásico bordón rematado por un nudo). Consta que por lo menos hasta 1460, fecha en que murió el arzobispo Rodrigo de Luna, todos los báculos existentes en la estatuaria sagrada de Galicia eran idénticos al que Micer Mateo concibió paral el Apóstol.


El “Camino de Santiago” vinculado a este juego, lo podriámos relacionar con la Basílica del Pilar. El juego de la oca tiene 64 casillas si contamos la central y final y como he dicho en diferentes ocasiones, en la Basílica del Pilar, se encuentra el número 42, cifrado en sistema binario, repetido sesenta y cuatro veces.


Otra curiosidad añadida es que también en la Basílica se encuentra en la tumba del Arzobispo Tomás de Agüero el cayado que centra y dirige su peregrinación. Podemos observar también que en su escudo coloca la Y de Samos, símbolo sagrado para los pitagóricos y como en el mito de Er el Armenio, presente al final de la República de Platón, es símbolo de la doble vía del peregrinaje.