Preparando el 2007

Hace unas semanas tuve el inmenso placer de leer una novela de una joven promesa oscense. El libro, entre lo épico y lo humano, entre letras y renglones, me regaló un párrafo sobre el que he vuelto cada día desde que lo leí. Y que os dejo aquí como mejor deseo para el año que se avecina.

"Los personajes, revestidos de formulismos y banalidades, se pueden tomar con ligereza. Nosotros, las personas reales quizás también, porque somos tan arbitrarios, tan tragicómicos como nuestras sombras literarias, y también nos ocultamos tras los clichés, fingiendo todo el tiempo que es posible. Encima de la piel, el ser humano luce esa máscara ideal fabricada por sí mismo, por los demás y por la vida. Espíritu de complejidad. Este ser humano externo tiende a malearse, a universalizarse y a encajarse, equivocando el rumbo, porque no existen refugios exteriores, y el individuo tiene conciencia de su propia unicidad pero no de la de los demás. Dándole la vuelta, el hombre, con sus vísceras al aire, es tan indefenso, tan único, tan monstruosamente ignorante, que asusta. No se puede aprender nada, dicen, salvo ese conocimiento etéreo que está en todas partes. El principal pecado del hombre desde que decidió, en la génesis de la civilización, meter las vísceras bajo la piel, es la incomunicación. Quizás la literatura, y el conocimiento íntimo de esta diferencia, sean las únicas formas aceptables y asimilables de la realidad latente: que el pensamiento secreto es lo único que importa, lo único que reconforta; jamás las palabras aparentes lo harán."

(el autor?....que sea el mismo quién lo diga)