Carnaval ruidoso/silencioso

La verdad es que cuando el otro día oía en el telediario que se iba a suspender un carnaval canario por un asunto de decibelios, pense, joer nos estamos volviendo una panda pijos de la fostia. La corrección invade nuestras vidas, hasta el punto de convertirnos en una especie de estropajillos amargados, que poco aguante. En otros tiempos de represión y sobre todo de pobreza, la fiesta se prodigaba poco y era un motivo de alegria. Que no falte en casa del pobre.

Sin embargo, siempre hay un pero, acto seguido me daba por cavilar en que hay otros carnavales, primitivos, intocables y en los que hay determinadas cuestiones que se silencian en un orgullo de memoría, de celebración propia, de recuperación de identidad. Y que a mi personalmente que producen no poco estupor.

Suelo ser poco dada a la censura, y me precio de un cierto socarrón sentido del humor que me salva de muchas. Pero, un año que subí al carnaval de Bielsa, necesité de mis buenos cinco moscateles para recuperar el humor, el calor, y las ganas de fiesta. Y se que este post, puede ser muy criticable criticado, pero fue lo que sentí, ya lo lamento. Nadie me había contado con detalle el contenido de la fiesta, había leido sobre los trancas, el onso. Pero la vivencia personal fue, bienvenida a la fiesta del acoso sexual. Después me dijeron que había habido reprimenda, que fueron un par de jovenzanos descerebrados. Pero ver a un tranca, con cuernos y betún incluidos, empujando literalmente, sobre una chica que estaba tendida en el suelo sin mirarle a la cara, me resulto dificil de tragar. Tradición dicen.

Reconozco también, que las compañeras que subimos juntas, necesitamos de nuestro excorcismo particular, llamado, todas a una enganchamos a uno de los descerebrados en cuestión y le cayo una buena, de la que no le libraron los cuernos. El estómago descansó.

Para la reflexión, que cuando los mismo que excedieron la tradición tuvieron que elegir un disfraz para salir por la noche, fue de mujer.