Fractales
Se nota que esta semana estoy extrañamente antinavideña, no me da por proclamar el amor universal, lo que no quita para apoyar ciertos eventos energéticos que me parecen altamente interesantes (a ver si ya toca ainsss). Y por ese motivo un tanto peterpanesco, cada día un tema.
Y andaba hoy en la disquisición esa de los organigramas funcionales. Tan estupendos, pulidos, planificados. Con su estructurita mona, sus funciones adjudicadas, sus cositas. Para que después en cualquier administración se conviertan en un crecimiento fractal , en una estructura recurrente que crece a golpe de necesidad de mesa y silla. Mesa y silla pagana de favores pasados y jubilación anticipada en vida activa de aquellos que dejaron de ser útiles en un destino singular, preciso y evidentemente político.
Y así toda administración se compartimenta internamente, crece, se involuciona generando extrañas y retorcidas geometrias intimas y desconocidas a cualquier foráneo, despachos fondo de saco, puertas sin cartel por el simple hecho de no saber que poner. Muchas veces lo hacen acompañados del propio edificio que fue diseñado diáfano, pulcritud laboral al servicio de, y va autogenerando tabiques en una estrafalaria estrategia de caracol. Aquel memorable suba usted a la tercera planta, baje a la cuarta, tuerza a derecha, rellene el impreso b33, suba de nuevo al sótano.
Pero calma, todo esto el 26 se me pasa.
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